domingo, 20 de enero de 2008

Del "destierro a las Islas Nubosas"

“Nací casi muerto en la endeble certidumbre de un error. Conocí de a poco que sucedió en el año del Señor Jesucristo a falta de otro de mayor jerarquía y esto marcó para siempre los contornos de una ínsula improbable constituida - como veremos en breve - de reproches atenuados por el tiempo y el lenguaje. Fui ,de todas formas y contra todo convencionalismo, el balance de una ironía, de una contravención, de un pecado antiguo; el hijo de un acto contra natural, el producto de un bárbaro ultraje, el insólito vástago de un acto inmoral; el portentoso remanente de una acción vandálica. ¿Cómo no ida a gustarme las cantigas, el vino, la melosa compañía de las mujeres frívolas, los juegos nocturnos y los desenfrenos suscitados por el tambor y el licor? Soy lo que queda de un naufragio que ya nadie recuerda. Uno que se confunde con cualquier arrecife; monolítico; ausente por su enorme fisonomía de isla, de volcán apagado… Solo se que provengo del mestizaje más improbable del mundo, del confín mismo de la existencia… Pero no es en definitiva una desgracia permanente esta de vivir al borde de todo y me atrevería a decir que fue la alegría dulce de mi progenie la que me llevó a este destierro a las islas nubosas en las que pienso descansar llegado el tiempo”…

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