Norte

Todo me parece falso. Camino hacia las ruinas del mundo sin que me pese el corazón. Todo es oscuridad porque la luz -esa lúcida ingenuidad siempre sorpresiva- dejo de ser en algún tiempo. La creí en algún lugar lejano, en algún apartado paraíso; en la copia de un grabado antiguo, en la foto de alguna revista o un libro extraviado… Nada hallé en las bodegas de los buques, nada había incluso en los cráteres de los volcanes, y absolutamente nada en las cumbres de las montañas y el la oquedad de los valles. Tengo tristeza de mí peregrinar sin rumbo y aborrezco mis propias mentiras; aquellas que me alentaron a la aventura. Tengo el “síndrome de Martín Edén”. El espejismo de lo “creído” se desvanece en la nada y cansado no tengo más remedio que mascullar una blasfemia al aire. Busco una idea nueva; si es posible una tierra diferente, una “Itaca” que me haga renovar las fuerzas perdidas, una travesía nueva para intentar un nuevo desvarío…Tal vez una sutil locura sin finalidad alguna, un capricho extravagante o un amor vulgar me sirvan de norte…