La Mirada del Pez...

A veces me escapo. Abandono el mundo esperando encontrar un perdido fondeadero protegido al abrigo de una desconocida isla. Busco amaneceres anónimos, días de tedio bajo el sol cegador de trópicos imprecisos, tardes donde el cielo se vulcaniza tras farallones ígneos y noches semejantes a mares invertidos; vacuidades, cristales, y fulgores fríos; soledades internas que se proyectan al entorno. Huyo siempre a la soledad de la playa, a la inmensidad salvaje del mar que nos limita tranquilizante. Veo entonces que llamamos amor a la capacidad humana de prometer lo improbable… Pero la belleza esta más allá de la mentira; ¡esta tan cerca del fin que asusta!… ¡Cuanta belleza hayamos en la calma entre olas; en la mirada de un pez fuera del agua!…Busco escapar en lo indecible; busco la paz continua del evento nuevo, uno en el que pueda creer eternamente, devolviéndome la fe del ignorante. ¡Siempre perderse!... buscando en este fútil acto la salvación; como el minotauro… ¡preso de estar vivo!…