
Comenzare con algo que no me pertenece. Toda historia comienza con algo ajeno. Como si la vida no nos perteneciera existimos gracias a otros. Todo comienza en la otra orilla y se proyecta hacia nosotros; para luego partir muy lejos. Esta historia comienza un domingo cualquiera con el pensamiento amodorrado de un lector deprimido, aplastado en un domingo. Un dia que cuelga sobre si mismo como un tasajo, como una prenda olvidada, en la percha ajena.
Jaime E. Barety Torres
“Estoy sentado en uno de esos cafés antisépticos que han aparecido poco a poco en todas las ciudades del mundo y que son cada vez mas difíciles de evitar. En aquel café se sirve en vasos de cartón. Estoy pensando en un libro que vi y quisiera comprar. Soy a veces un poco raro a la hora de comprar libros. Cuando estoy en una libreria y veo un libro que me gusta lo tomo en mis manos, siento su peso, miro el precio (¡que caro!), percibo en olor a tinta y paso mis dedos porl as paginas y siento su textura. Y aunque se que quiero el libro, lo regreso a su estante y lo pienso…y lo pienso… y lo pienso. Y usualmente sucede que me voy sin el libro y tomo el autobus de regreso a mi apartamento y durante todo en trayecto pienso en el libro. Luego, ya de noche y sentado frente al televisor, vuelvo a pensar en el libro y trato de convencerme de que lo quiero, de que me interesa realmente, y me digo a mi mismo “mañana lo compro, que pendejo soy por no haberlo comprado hoy”. Pero lo triste de este asunto es que en secreto deseo que alguien se me adelante y lo compre y regresar a mi pequeño apartamento sintiendo un extraño placer, una mezcla de derrota y de tacaña alegria (despues de todo el librito estaba un poco caro). Pero aun estoy aqui sentado (y sin libro), viendo como el cielo de la tarde se nubla poco a poco. Hay un taxista dormido en su taxi, esperando su turno. Acaba de escucharse el silbato de un barco de pasajeros yuna familia obesa camina por la acera de en frente, perdidos. Se me ocurre que mañana me gustaria levantarme temprano y salir a trotar, o a la playa, pero se que probablemente no haga ni lo uno ni lo otro. En fin, la pereza siempre vence y las ideas se sienten comouna brea caliente y cansada en los callejones de la mente. Creo que siento envidia de la estatua que esta en la plaza frente al café. Su mision es ser estatua,ni mas ni menos. Y hay que decir que lo hace muy bien. No se ha movido aun. Una paloma picotea el cemento. Es domingo”.
Jaime E. Barety Torres
“Estoy sentado en uno de esos cafés antisépticos que han aparecido poco a poco en todas las ciudades del mundo y que son cada vez mas difíciles de evitar. En aquel café se sirve en vasos de cartón. Estoy pensando en un libro que vi y quisiera comprar. Soy a veces un poco raro a la hora de comprar libros. Cuando estoy en una libreria y veo un libro que me gusta lo tomo en mis manos, siento su peso, miro el precio (¡que caro!), percibo en olor a tinta y paso mis dedos porl as paginas y siento su textura. Y aunque se que quiero el libro, lo regreso a su estante y lo pienso…y lo pienso… y lo pienso. Y usualmente sucede que me voy sin el libro y tomo el autobus de regreso a mi apartamento y durante todo en trayecto pienso en el libro. Luego, ya de noche y sentado frente al televisor, vuelvo a pensar en el libro y trato de convencerme de que lo quiero, de que me interesa realmente, y me digo a mi mismo “mañana lo compro, que pendejo soy por no haberlo comprado hoy”. Pero lo triste de este asunto es que en secreto deseo que alguien se me adelante y lo compre y regresar a mi pequeño apartamento sintiendo un extraño placer, una mezcla de derrota y de tacaña alegria (despues de todo el librito estaba un poco caro). Pero aun estoy aqui sentado (y sin libro), viendo como el cielo de la tarde se nubla poco a poco. Hay un taxista dormido en su taxi, esperando su turno. Acaba de escucharse el silbato de un barco de pasajeros yuna familia obesa camina por la acera de en frente, perdidos. Se me ocurre que mañana me gustaria levantarme temprano y salir a trotar, o a la playa, pero se que probablemente no haga ni lo uno ni lo otro. En fin, la pereza siempre vence y las ideas se sienten comouna brea caliente y cansada en los callejones de la mente. Creo que siento envidia de la estatua que esta en la plaza frente al café. Su mision es ser estatua,ni mas ni menos. Y hay que decir que lo hace muy bien. No se ha movido aun. Una paloma picotea el cemento. Es domingo”.
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